La sandía y el melón que se venden ya cortados: por qué debes tener precaución al consumirlos

Sandías cortadas a la venta
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  • Comprar sandías o melones por trozos resulta práctico, pero también supone ciertos riesgos por encontrarse más expuestos a la contaminación por patógenos

  • Por eso es importante mantener una serie de precauciones si decides comprar estas frutas así

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Si tuviéramos que explicar cómo es una sandía o cómo es un melón a alguien que no los ha visto nunca seguro que hablaríamos de su sabor dulce, de la sensación refrescante, de su color… y también de su tamaño. Quizá no nos paramos a pensarlo, pero ambas son, junto con la piña, las frutas más grandes que podemos encontrar habitualmente en una frutería.  

Los problemas del tamaño 

El tamaño de estas frutas tiene una enorme importancia porque muchas veces condiciona su venta. Y es que hay personas que no compran piezas enteras debido a diferentes motivos; por ejemplo, porque pesan mucho para transportarlas hasta casa, porque son demasiado grandes para guardarlas en el frigorífico, porque resultan muy caras o porque se estropean antes de que dé tiempo a comérselas.  

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Este último aspecto tiene hoy en día más importancia que en el pasado, entre otras cosas porque las unidades familiares son más reducidas. Es decir, antes era más habitual que las unidades familiares estuvieran compuestas por una pareja con hijos, mientras que actualmente hay más personas que viven solas o con su pareja y que tienen pocos hijos o ninguno. Así que una sandía o un melón enteros dan para muchos días y se acaban estropeando. 

Las soluciones 

Los productores y los distribuidores conocen bien esos inconvenientes, así que han tratado de resolverlo optando por varias alternativas. Por un lado, los productores han desarrollado variedades de melones y de sandías más pequeñas.  

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Por ejemplo, si hablamos de melones, además del clásico piel de sapo, podemos encontrar muchas variedades de pequeño tamaño, como Galia, cantalupo o sweetheart, entre otros.  

En cuanto a las sandías, también las podemos encontrar de tamaño reducido. Se conocen como 'sandías mini' y, en lugar de ser como un balón de baloncesto, tienen unas dimensiones más parecidas a las de un balón de balonmano. Es decir, podemos abarcarlas con una sola mano y pesan tan solo 2 o 3 kilos en lugar de los 8 kilos que suelen pesar las normales.

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Además, muchos distribuidores ya no ponen a la venta piezas de gran tamaño. En el pasado las sandías de 10-12 kilos eran relativamente habituales, pero hoy es raro verlas en supermercados (aunque todavía sobreviven en mercados y otras fruterías).  

Los distribuidores también han tratado de poner solución a los inconvenientes del tamaño poniendo a la venta sandías y melones en trozos, ya sea en cuartos o en mitades. Muchas personas optan por esta alternativa por sus ventajas: son más fáciles de transportar, de guardar en el frigorífico, se pueden comer antes de que se estropeen y tienen un precio más asequible. Pero, como veremos a continuación, no todo son ventajas. 

El problema de las sandías y melones que se venden en mitades o en cuartos

Si hablamos de sandías y melones enteros y en buenas condiciones (no sobremadurados, sin daños, etc.), podemos decir que el interior está libre de patógenos, gracias a la protección que ofrece la piel, que hace de barrera frente al medio externo.  

Ahora bien, esto cambia en el momento en que los cortamos, ya que dejamos expuesta esa parte interior, de manera que se puede contaminar con patógenos, como Salmonella, Listeria o Escherichia coli. Por ejemplo, el mero hecho de cortarlas con un cuchillo ya podría hacerlo, dado que el filo podría arrastrar patógenos desde la superficie de la piel hacia el interior. 

Esa parte interior de las frutas es rica en agua y nutrientes, así que, si se contamina con patógenos, estos pueden crecer fácilmente. Por eso se recomienda tomar algunas medidas para evitarlo.  

Precauciones con sandías y melones en mitades o en cuartos 

Para reducir riesgos en estos casos se recomienda seguir las siguientes recomendaciones:  

  • Comprobar que las piezas que se van a destinar a ser cortadas se encuentren en buenas condiciones (no tengan daños ni estén sobremaduradas).  
  • Extremar las medidas de higiene: lavarse las manos antes de cortar la fruta, lavar la superficie de la pieza, utilizar cuchillos limpios, proteger la superficie de los trozos cortados (por ejemplo, con papel de film), etc. 
  • Controlar las condiciones de almacenamiento. La Agencia Española de Seguridad Alimentaria y Nutrición (AESAN) recomienda no almacenar las piezas cortadas a más de 25ºC durante más de tres horas (y mantenerlas siempre en lugar ventilado y alejado de la luz solar). Además se debe almacenar la fruta cortada a menos de 5ºC cuanto antes (y siempre antes de que transcurran esas 3 horas desde que se cortó).  
  • También se recomienda consumir la fruta cuanto antes .